PREGÓN FIESTAS DE LA VILLA 2010

PILAR MARTÍNEZ JUSTICIA

Buenas noches a todos y todas, vecinos y vecinas, amigos y amigas.

Tengo la gran responsabilidad, y el gran honor, de ser la pregonera de la fiestas de La Villa 2010, sÍ, señores y señoras, un gran honor, por que no depende de lo grande que sea un pueblo, o de la cantidad de habitantes que tenga, sino de la grandeza de sus gentes y del vínculo que nos une, de la importancia que para mi tenéis cada uno y cada una de vosotros y vosotras y por que sois mi gente, mi familia, mis amigos… lo fácil sería hablar ante desconocidos y lo difícil será y espero conseguirlo, transmitiros todas las experiencias, sensaciones y sentimientos que quiero que os llevéis de este pregón que al fin y al cabo es lo que siento por ustedes y por este hermosa tierra de Villa Campo del Moral.

Por que siempre volvemos, por que aunque pasen los años, sentimos en lo más profundo de nuestro ser que la tranquilidad, la paz y las fuerzas para seguir adelante no las da esta tierra roja que nos rodea, esa agua medio salobre que nos despierta el paladar, ese aire solano, que nos agrupa en las esquinas para resguardarnos y para unirnos, por que ahí empieza la tertulia, ahí empieza, la unión.

Si algo recuerdo, cuando vuelvo la vista atrás es la imagen de mi padre, de Antoñón, de Mateo, de José Miguel y de Jesús, del tío Antonio de la mata grande y de Germán… resguardándose del tan agradecido aire solano en la esquina de la venta, en el carril, por que era motivo seguro para charlar.

Tengo claro, que donde mejor se ven las estrellas es en el cielo de La Villa, tengo claro que el agua más fría es la de las albercas de los Blancares, de Pepe y de los Naveros y por supuesto tengo claro, que todo lo que realmente me importa en la vida y lo que ha forjado mi personalidad es lo que he vivido entre vosotros y vosotras durante estos años.

Recuerdo como todos los zagalones y zagalonas de la villa, se reunían en la puerta de la venta para irse al puente a escuchar música y a hablar de sus cosas (por supuesto a mí no me dejaban ir), recuerdo el amor a los animales, a las piedras y a la naturaleza que mi hermano Andrés me inculcó desde que nací, recuerdo los pósters de cantantes de los 70 con los que mi hermana Mª Carmen tenia forrado el cuarto donde dormíamos, por cierto, es la única de mi familia que tuvo la suerte de nacer en la venta, es de la Villa, nació en el cuarto de alante de la casa vieja.

Recuerdo las matanzas como una gran fiesta donde todos y todas acudíais. Recuerdo los días de caza donde otra vez, todos se reunían para sortear y cocinar las piezas. Recuerdo a Paco el del correo, que cada tarde paraba en la venta para llevarme a ver el tren. Recuerdo a Juanito el navero cuando paraba el tractor para darme un bocao en la cara, adoro el Moral que hay en la puerta de la venta, por que ha crecido conmigo, me he mecido en sus ramas, nos ha protegido tantos años del sol y ha escuchado tantos secretos de todos y todas los que estamos aquí. Todo son recuerdos y vivencias y buenos ratos, y cuando llego a la Villa, a la Venta, me siento tranquila, protegida y siento que es mi sitio.

Me crié en la venta, en las manos de unos y otros mientras mi madre trabajaba, mientras Pilar Chaqueta, la mujer del Kiko Marrajo, cuidaba de 40 marranos, sacaba agua de un pozo de 15 metros de profundidad, que todos conocéis, mientras mi madre daba de comer a camioneros que iban a la estación, a los segaores que venían de valencia con las máquinas amarillas, a vosotros y a vosotras, que hacíais parada obligada en la venta ya fuera por la mañana o por la tarde…., mientras mi padre, ese gran hombre, noble, bueno, callao, trabajador incansable, me enseñaba y me demostraba día a día que para ser grande lo que hay que tener grande es el corazón… esas dos personas han hecho , que no nos falte de nada, ni a mis hermanos ni a mi, nada, pero no solo me refiero a lo material, por que eso se va… sino a la gran riqueza que nos han transmitido, a los valores, al respeto, a valorar el trabajo, a que todos somos iguales sin depender del dinero que se tenga, que mientras nos traten con educación y con respeto lo demás no importa, a que todas y cada una de las personas que tengamos a nuestro alrededor se merecen nuestra atención, y por su puesto a que cada vez que alguien venga a nuestra casa tenga que comer o tomar algo.

Y junto a ellos quiero nombrar a todos nuestros padres a Mateo y a la Flora, a Antonio y a Isabel, a Juanito y a Carmela, a Fernando y Paquita, a Germán y a María, a Antonio y a Asunción, a los Caillos, a José Miguel y a Emilia, al tío Vicente y a Consuelo, a mi tío Emilio y a mi tía Isabel, a la Cele a Miguel y a Luisa..(la madre de los Maradonas), o dicho de otra manera, a los MARRAJOS, a los NAVEROS, a los TOREROS, a los CHAQUETAS, a los BIGOTES, a los DE LA MATA y perdonad si se me olvida alguien, por que sois los que hacéis que años tras años sigamos viniendo a La Villa y realmente sois los que deberíais subiros aquí y contar la verdadera historia de Villa Campo del Moral.

A todos los cuñados y cuñadas que como los míos Juande e Isabel han sabido unirse y formar parte de esta gran familia que es la gente de la Villa y a las familias nuevas y no tan nuevas que se ha unido a nosotros enriqueciendo día a día la historia de esta humilde aldea.

Por supuesto a la savia nueva, recuerdo con mucha alegría, cuando a Tomás y Pilar le descargaron sus padres un camión de arena en el solarillo para que tomaran tierra como los pollos de perdiz del cerrillo colorao. A Kiko, Ángel, y a Miguel, y sobre todo a Andrea e Irene que son el más claro ejemplo de que hay algo, más allá de la sangre que nos tira y nos une y nos hace grandes amigos desde chicos, a esos niños que repiten una y otra vez las mismas situaciones, que ahora se bañan en la piscina de Pirineos, que quedan para irse con las bicis, y que generación tras generación, como si existiera un hilo transparente, nos mantienen siempre juntos, no se si lo da el aire o el agua pero lo que está claro es que algo hay que une a las personas años tras años.

Tengo la suerte de tener raíces, de tener un sitio donde volver y nunca sentirme extraña, de salir y siempre encontrarme con la gente a la que quiero, de poder entrar en cualquier casa de las que rodean esta plaza y ser una más, y eso hay poca gente que pueda decirlo. Me siento muy afortunada de ser de la villa y vaya donde vaya presumiré de mi tierra, de mi gente, de todos vosotros y de todas vosotras.

Muchísimas gracias por escucharme y Felices Fiestas.